El diamante más bello.
Todos fueron muy fuertes, muy intensos.
Primero, hice todo lo que estuvo a mi alcance por conquistarte.
Luego de tu última negativa, ya lo di por definitivo y eso me hizo muy mal.
Estuve muy mal.
Me estoy recuperando de apoco o, al menos, lo estoy intentando.
Quise intentar ser “amigos” pero tener contacto con vos me sigue afectando.
Sigo pensando en vos todos los días.
Ya te he dicho que sigo escribiendo cosas que nunca leerás e incluso, he escrito poemas (¿serán poemas realmente?. Bueno, te he escrito cosas que sigo sintiendo).
Quiero intentar olvidarte.
Quiero recuperar mi libertad perdida.
Quiero ser nuevamente libre si no puedo tenerte.
Pero tampoco lo logro.
Cada vez que hablamos o te veo, disfruto el momento.
Pero también me recuerda que no te tengo.
Sos lo más preciado, lo que más quiero.
Te imagino como el diamante más bello y más perfecto expuesto en una vidriera y, que pese a estar muy cerca, hay un vidrio que me impide llegar a él.
Puedo tener mi nariz a centímetros de él, pero no puedo ni tocarlo.
Aún así, paso para verlo sabiendo que nunca será mío.
Que otro afortunado un día se lo llevara y no lo volveré a ver jamás.
Recuerda siempre que no es tu culpa.
En todo caso, yo soy el culpable de todo.
Yo fui el que forjo una esperanza donde no había ninguna posibilidad.
De todas formas, fue lindo sentir esas emociones, las buenas... las malas... todas.
Fue lindo sentir pasión por alguien.
El resto, es parte de la montaña rusa que es la vida.... a veces arriba, a veces abajo y de vez en cuando de cabeza.
Lo importante es llegar lo más entero posible al final del camino, y es lo que voy a intentar...
Gracias por todo, y en especial, por hacerme sentir todas esas emociones.
Etiquetas: Latidos de mi corazón
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